¿Cómo ha afectado el sargazo al turismo en México?
Sabemos que en nuestro país contamos con lugares paradisíacos que, año tras año, son visitados por miles de turistas; sin embargo, debido al tema del sargazo, uno de los destinos turísticos más representativos, como Cancún, se ha visto sumamente afectado.
A pesar de los grandes esfuerzos que han puesto el Gobierno Federal y los empresarios de Quintana Roo, el problema del sargazo es creciente y no se ha encontrado la manera más adecuada para erradicarlo, debido a que no se sabe qué hacer con él.
El objetivo principal de NATSPACE es aliarse con el Gobierno Federal, Gobierno Estatal y con los empresarios del estado, para cortar de raíz el problema que ha traído consigo el sargazo, de modo que exista la posibilidad de elevar nuevamente las visitas turísticas, actividad que es la principal fuente de ingresos de Quintana Roo.
De acuerdo con declaraciones realizadas en el ENCUENTRO DE ALTO NIVEL PARA LA ATENCIÓN DEL SARGAZO, que se realizó el pasado 27 de junio de 2019, el 87% del PIB de Quintana Roo proviene del turismo. Tras la temporada baja y la afectación en temporada alta, la cual nuevamente será seguida por otra temporada baja, deja a Quintana Roo muy golpeado en materia económica por un año y medio, situación que podría afectar seriamente a varios negocios, ocasionando el cierre de los mismos.
Entre las playas más afectadas destacan Cancún, Playa del Carmen y Tulum, con unos 1,000 kilómetros de afectación.
Por su parte, los hoteles han colocado redes para tratar de mantener la marea de algas mar adentro, lejos de las playas; mientras que trabajadores y voluntarios limpian la orilla con palas y carretillas.
En un día pueden recoger hasta una tonelada, según informa el gobierno de Quintana Roo. Sin embargo, la remoción de sargazo requiere mucho tiempo, es costosa y, para muchos, una manera inefectiva de tratar el problema.
La reducción de contaminación en comparación con un relleno sanitario es significativa. Nuestra planta logra una reducción de emisiones de GEI de aproximadamente un 85% menos de CO₂ equivalente, un control de lixiviados con una disminución de entre el 90 y 95% de lixiviados contaminantes, y una reducción de residuos finales acumulados de alrededor del 80%, optimizando además el uso de combustibles y energías limpias para reducir efectivamente el impacto ambiental.