Las características básicas de dicho proceso son las siguientes:
El único oxígeno presente es el contenido en el residuo a tratar.
Las temperaturas de trabajo son inferiores a las de la gasificación, oscilando entre 300 °C y 800 °C.
Como resultado del proceso se obtiene:
Gas, cuyos componentes básicos son CO, CO₂, H₂, CH₄ y compuestos más volátiles procedentes del cracking de las moléculas orgánicas, conjuntamente con los ya existentes en los residuos. Este gas es muy similar al gas de síntesis obtenido en la gasificación, pero hay una mayor presencia de alquitranes, ceras, etc., en detrimento de gases, debido a que la pirólisis opera a temperaturas inferiores a las de la gasificación.
Residuo líquido, compuesto básicamente por hidrocarburos de cadenas largas como alquitranes, aceites, fenoles y ceras que se forman al condensarse a temperatura ambiente.
Residuo sólido, compuesto por todos aquellos materiales no combustibles, los cuales o bien no han sido transformados o proceden de una condensación molecular con un alto contenido en carbón, metales pesados y otros componentes inertes de los residuos.
Los residuos líquidos y gaseosos pueden aprovecharse mediante combustión a través de un ciclo de vapor para la producción de energía eléctrica. El residuo sólido puede utilizarse como combustible en instalaciones industriales, como por ejemplo, en plantas cementeras.
La reducción de contaminación en comparación con un relleno sanitario es significativa. Nuestra planta logra una reducción de emisiones de GEI de aproximadamente un 85% menos de CO₂ equivalente, un control de lixiviados con una disminución de entre el 90 y 95% de lixiviados contaminantes, y una reducción de residuos finales acumulados de alrededor del 80%, optimizando además el uso de combustibles y energías limpias para reducir efectivamente el impacto ambiental.